domingo, 18 de noviembre de 2018

NAKAIMA TSUYOSHI




Biodatos >> Nace el 13 de abril de 1960 en la prefectura de Okinawa. Jugador universitario de béisbol, marcha a Tôkyô y desempeña varios trabajos hasta ejercer de asistente de Chiba Akio en sus mangas beisboleros hasta debutar en la franquicia mensual del Shônen Jump en 1984 con "Wataru's Whoosh!" que será un éxito instantáneo y, con 20 años de publicación, uno de los mangas beisboleros más longevos de la editorial. Su segunda serie más importante es "Golden Rough - Sôta's Stance", iniciada en 1999, que tuvo una secuela. "Utchare Goshogawara", iniciada en 1988, fue llevada a la animación en 1991. Otras obras: "Gein", "Rice Shoulder" y "Konkon Chikichi". Como guionista, destaca "Kick the Chû", dibujada por Sugisaki Mamoru.

"WATARU GA PYUN!" IdeaIdeaIdea
("Wataru's Whoosh!")
わたるがぴゅん!
por Nakaima Tsuyoshi.
serializada en el Gekkan Shônen Jump (Shûeisha). [1986/09] [1990/02]
género: béisbol. 
Después de una buena etapa como ayudante de Chiba Akio, Nakaima terminó adquiriendo su estilo y adaptó y modernizó sus propuestas hasta que transcurridos unos años éste ya era prácticamente irreconocible. Durante la primera etapa de la serie, afortunadamente, el autor nos dejó un buen producto deportivo en el que incluso se notaba el esfuerzo por presentar unos personajes más humanos y una línea argumental más contracorriente de lo habitual en las series deportivas juveniles. Yonaha Wataru, el protagonista, es un experimentado pitcher del equipo de instituto del Towadai, al que acaba de ser transferido. Es el jugador estrella y el más destacado con permiso del entrenador, Miyagi, que es todo un personaje, aunque por desgracia Nakaima lo dejó en una simple caricatura. De hecho, el humor es una baza importante de este manga, pero de una correcta dosificación en su primera época los gags terminaron adueñándose de la historia hasta hacerle perder esencia. Gracioso, dinámico, audaz y seguro de sí mismo pese a su baja estatura, Wataru es la típica estrella beisbolera de revista juvenil y en sí no aporta nada nuevo al género. La puesta en escena es muy correcta y mezcla también las limpias reminiscencias del maestro Chiba con un adecuado tono ochentero. 

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